El Camino de Santiago
No era la primera vez que hacia el camino de
Santiago. El año pasado mis compañeros de curso y yo hicimos las tres etapas de
San Juan pie de puerto a Pamplona. Este recorrido tiene una de las etapas más
complicadas, pero llegamos a nuestro destino. Y este año no podía ser
menos.
No obstante, este año, empezábamos desde
donde lo habíamos dejado, Pamplona. La meta era Los Arcos después de hacer tres
etapas: la primera de Pamplona a Puente la Reina; la segunda de Puente la Reina
a Estella y por último de Estella a Los Arcos.
Estas etapas fueron más sencillas que las del
año anterior, pero no por eso eran fáciles, es más, podían llegar a ser
engañosas. Tenían unas cuestas muy largas y empinadas, lo que hacía que me
cansara mucho. Aunque las dificultades empezaron antes…
El año pasado una furgoneta transportaba las
mochilas con la esterilla y el saco, pero en esta ocasión éramos nosotros
quienes llevábamos las mochilas; en la furgoneta solo pusimos la esterilla y el
saco. Por lo tanto, había que tener cuidado con el peso que llevábamos
encima.
Al principio eso no me afectó mucho, pero el
ultimo día, que fue más caluroso que el resto y yo estaba más cansada, el peso
de la mochila no ayudó mucho.
Como habéis podido comprobar a lo largo de mis
diferentes reflexiones, el deporte no es algo que se me dé muy bien. Por ello, acabar
estas etapas con éxito y sin demasiados dolores era un reto para mí. Un reto
que estoy orgullosa de decir que superé.
El primer día estaba llena de energía y los
pies no me dolían por lo que esa etapa, a pesar de ser dura, me fue bien y pude
completarla. Eso sí, realicé un gran esfuerzo ya que quería llegar cuanto antes,
lo que me jugo una mala pasada al día siguiente.
Efectivamente, el miércoles ya estaba con
dolor de pies y al haber estado con mis amigas en el mismo cuarto, no estaba
muy descansada. Todo esto sumado a la dificultad de la etapa que contenía unas
cuestas interminables y sumamente empinadas. No obstante, afronté este día con
ganas y, a pesar de la poca energía que me quedaba, puedo decir que llegué a mi
destino (Estella) satisfactoriamente y con una ampolla que me ocupaba media
planta del pie.
Afortunadamente, la última etapa era mucho
más suave, casi un paseo (un paseo de 23 km, no obstante). Al volver en autobús
a Pamplona y ver que todo lo recorrido en 3 días se podía hacer en coche en una
hora me desalentó bastante pero también me hizo estar agradecida al inventor del
coche.
Después de hacer el camino y ahora que miro
atrás me doy cuenta de que el camino en realidad no fue inútil ya que me
permitió ver lugares y vegetación preciosa que a la vuelta no pude apreciar, me
hizo desconectar del teléfono, las redes sociales y demás tecnología y poder
disfrutar de la naturaleza y de mis amigos ya que también pude reforzar
amistades. Y, por último, salí de mi zona de confort para andar, hacer deporte
y disfrutar con mis compañeros del principio del verano.
Comentarios
Publicar un comentario